En este pueblo (Caacupé), creado
hacia el 1600, vivía
un escultor
guaraní de nombre desconocido. Había sido convertido al cristianismo por los misioneros jesuitas Era un indio guaraní,
converso de la misión franciscana de Tobatí, En una
ocasión, al volver de las selvas del Valle Ytú con un gran trozo de madera
de muy buena calidad, dijo que se había encontrado involuntariamente ante
indios de la tribu mbayá
(tribu que había decidido pelear contra la colonización española y portuguesa),
a los que consideraba muy peligrosos. Dijo haberle prometido a la Virgen María
que si los mbayás no lo atrapaban, esculpiría una imagen de ella y lo
veneraria. Entonces dijo que se le apareció la propia Virgen María en persona,
que le gritó en guaraní: ¡Ka’aguy-kupépe!, que significa ‘¡[vete] detrás
de los arbustos de yerba mate!’ (planta muy usuada como infusión en
Paraguay, y que es uno de los principales productos que exporta el país). El
indio corrió, y encontró un grueso tronco tras el cual se escondió. En ese
momento prometió que con la madera del árbol protector tallaría la imagen de la
Virgen, si es que llega a salir con vida del trance. Efectivamente los mbayás
siguieron de largo sin advertir su presencia, y el indio, agradecido, en cuanto
pudo regresar, tomó del árbol la madera que necesitaba para esculpir la estatua
de madera.
El tronco le alcanzó para esculpir
dos estatuas; la mayor fue destinada a la Iglesia de Tobatí y la más pequeña la
conservó el indio en su poder, para su devoción personal.
Los misioneros jesuitas decían que
en el sitio preciso de la aparición había brotado agua milagrosa, y que esa
agua había ayudado a los guaraníes a sobrevivir el calor del verano.
Años después, la gran inundación que
creó el lago de Ypakarai amenazaba con destruir los poblados cercanos. Los
frailes franciscanos, acompañados de los habitantes de la región, organizaron
rogativas pidiendo la tranquilidad de las aguas. El padre Luis
de Bolaños bendijo las aguas y —como cada año— éstas retrocedieron hasta
sus límites actuales. Pero en esta ocasión apareció flotando la imagen de la
Virgen, que los misioneros dijeron que era la de la misión de Tobatí, la misma
que el indio desconocido tallara años atrás. Desde entonces el pueblo la llamó
la Virgen de los Milagros.
El indio desconocido se había
instalado con su familia en ese sitio. Construyó un humilde oratorio, que como
un imán atrajo a los supersticiosos pobladores de su entorno, constituyéndose
un poblado conocido primeramente como Los Ytuenses. Hacia 1765, la zona ya era
conocida como el Valle de Caacupé. El 4 de abril de 1770, se toma como
referencia para la fundación del pueblo de Caacupé.
¡que el niño dios nos llene de bendiciones!
PD: AQUÍ VA MI VÍDEO QUE PREVIENE LA CONTRACARA DE LA NAVIDAD:
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